El mundo fue y será una…muestra de desigualdades. Estas asentadas en lo social, lo productivo, lo religioso, y otros aspectos, fueron y serán los motivos de las luchas de los colectivos por corregir las mismas.
Para quienes les gusta ir a los bifes y con la menor teorización posible, estamos hablando de que las injusticias son el caldo de cultivo de las luchas sociales. Donde hay una necesidad hay un derecho, las injusticias que quedan son las libertades que faltan, son citas de la historia que dieron y dan fundamento a las revelaciones de una sociedad en busca de reparaciones.
Hoy la impunidad en el manejo del dinero publico para alimentar sueños personales expansionistas son mostrados sin pudor alguno en nuestras narices. Cuando a muchísimas familias de nuestra localidad les cuesta un enorme esfuerzo llevar un pedazo de pan a la mesa, somos observadores de la mercantilización de la acción social aprovechándose de esta precaria situación de muchos.
A plena luz del día y sin vergüenza alguna, se reparte las lisonjas con el único propósito de comprar las voluntades de la que ya no gozan en su tierra de origen. Sin rendir cuenta a nadie, violando hasta las mas mínimas normas de convivencia local, esta iniciativa no hace mas que demostrar que la pobreza y la desocupación pueden ser aprovechadas por el poder del dinero.
Para que esto ocurra no hay duda que se necesita de la pasividad, por no decir complicidad, de los integrantes del concejo deliberante de la vecina ciudad que permiten que los dineros que le pertenecen a los ciudadanos que los eligieron, son utilizados en otros territorios con fines inconfesables y violatorios de las normas.
Como todo proyecto invasor de territorio ajeno, se necesita de la complicidad y hasta la ayuda de propios, que no solo permiten estas acciones, sino que acompañan las mismas con la indignidad de ser el “chico de los mandados”. Dirigentes que son dirigidos por la ambición ajena y la falta de compromiso con los colectivos locales, muestra que tan débil puede ser la voluntad de quienes carecen de convicciones.
La historia nos demostró como cayeron los imperios cimentados en el sometimiento de los pueblos. El tiempo demostrara también, que los vecinos de La Madrid tienen mucha historia de lucha y sobrada dignidad para construir su propio destino de manera independiente.