La historia de nuestro país reúne mucha información y antecedentes del proceder de lo que se dio en llamar “cipayos”. Estos últimos fueron calificados de este modo por defender intereses que no eran precisamente los nacionales.
Según el sitio definición.de, en internet, nos dice que en América latina suele llamarse cipayo al intelectual o dirigente político que privilegia los intereses de las potencias en lugar de proteger la autonomía local. De ahí surge que la noción de cipayo comenzó a emplearse para nombrar a un individuo que, por razones ideológicas o dinero, defiende intereses foráneos o ajenos.
Desde hace un tiempo en nuestra localidad viene ocurriendo una suerte de migración de vecinos que deciden “irse” o cambiar de domicilio para votar o elegir autoridades de otros lugares. Esta actividad promocionada, consentida y avalada por locales, ya sean dirigentes políticos, funcionarios o simple militantes de aquellos intereses.
Lo que aquí se afirma no es desconocido por ningún ciudadano de La Madrid. Imágenes tomadas a la luz del día de entrega de lisonjas, audios de los que se fueron y desencantados por las promesas no cumplidas acuden a medios periodísticos para denunciar el hecho, y otros acontecimientos que son la muestra clara de la impunidad del dinero.
Todo esto es posible por el apoyo incondicional de dirigentes locales. ¿Razones ideológicas o dinero? No tenemos la respuesta, pero la motivación existe.